4.2.-Silvicultura comercial y la destrucción de los bosques

enero 16, 2010 at 2:40 pm Deja un comentario

Los árboles son alimento en vida, no después de muertos

Vandana Shiva

En sociedades indígenas los bosques suministran alimento, aportan insumos para la agricultura y preservan los recursos geológicos e hídricos además de generar forraje y fertilizantes orgánicos que son aprovechados al máximo por las comunidades locales. La diversidad es una fuente de riqueza puesto que la diversidad permite la multifuncionalidad de los recursos. El conocimiento silvicultor se transmite de generación en generación a través de la participación en los procesos de renovación forestal y en la obtención del sustento económico forestal.

Normalmente se responsabiliza a la población local por la desforestación, cuando en realidad es la demanda comercial la que provoca frecuentemente la destrucción forestal. La silvicultura comercial es reduccionista intelectual y ecológicamente y como resultado genera pobreza socioeconómica para aquellas comunidades cuyas actividades sociales y de subsistencia se vinculan al bosque. El reduccionismo ha sido la característica de la explotación comercial de los bosques porque separa la administración de los recursos hídricos, de la agricultura y la ganadería. Se perjudican las funciones forestales como la estabilización de suelos y del agua y la provisión de madera, combustible, materiales, abono, alimentos incluso, etc. Igualmente importante es la pérdida de la reserva genética que supone un bosque con diversidad biológica.

La diversidad de árboles en la silvicultura comercial se subordina a aquellas especies con utilidad industrial y explotables comercialmente. La biomasa que no es comercializable es automáticamente considerada un desperdicio. Según el criterio comercial, una selva rica en variedad es un vertedero lleno de especies inútiles, de maleza. Es una paradoja que esa maleza sea la que mantiene los ciclos del agua y los nutrientes y mantiene algunas de las necesidades de las comunidades agrícolas.

La poda por ejemplo, nunca ha sido considerada una estrategia de administración forestal para aprovechar lo que da el árbol y a la vez conservarlo con vida. La poda, en condiciones adecuadas puede aumentar efectivamente la densidad forestal y la productividad de los bosques, en materia de leña, forraje y biomasa. Sin embargo, la “escuela” teórica de la silvicultura comercial es una disciplina centralizada en la economía y alienada de la comunidad local. Es una silvicultura especializada en la destrucción y en transformar un recurso vivo y renovable en materia prima y luego en dinero. Este modelo de silvicultura se puede sintetizar con la idea de que “el dinero crece en los árboles”.

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4.-Los bosques como infraestructuras sociales 4.1.-Conceptos clave

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